Los últimos tiempos en nuestro país se hicieron visibles un sin fin de anomalías que, pusieron en riesgo la paz y la tolerancia de nuestros pueblos. Estuvimos cerca de un enfrentamiento entre las dos vivencias que, de manera vedada, sostenían a un Estado espejismo.
El ejercicio de la ciudadanía se centró en privilegios y exclusiones que hicieron a una población, mayoritariamente indígena, carente de posibilidades de ejercer sus derechos básicos de respeto a su diversidad o el pleno ejercicio de la ciudadanía. Los niveles de exclusión fueron año tras año, década tras década, convirtiéndose en SUTILES NORMAS de conducta que generaron aberrantes niveles de exclusión y segregación. Sucede que en Bolivia no existían leyes o normas jurídicas parecidas al APARTHEID de Sudáfrica, pero la segregación y el racismo tomo dimensiones muy amañadas en la comunidad. Es decir que los proceso de educación e información hicieron de nuestro país intolerante en sus actitudes y acciones, es así que el estado republicano conformado en 1825 colapso por falta de inclusión de un porcentaje mayoritario de indígenas y mestizos indígenas, que hasta años pasados eran obligados a negar sus identidades para adoptar una que no tenia significado.
Ya a parir de la marcha indígena de los pueblos de las tierras bajas, en los 90, propusieron la rediscusión del Estado para que este sea incluyente. Sucedieron reformas legales, que incluyeron en la constitución política del Estado, la declaratoria de “Estado pluricultural” pero eso no fue asumido por grupos minoritarios que con la actitud de “ser superior” manejan las distintas esferas del poder estatal. Ya para el 2000 los pueblos indígenas y mestizo indígenas exigieron al Estado participación e inclusión que derivó en sangrientos niveles de represión por los administradores del Estado, las reivindicaciones sociales y culturales lograron para el 2005 encumbrar en el poder a un dirigente indígena que toma un rumbo distinto a la historia repetitiva de nuestro país.
Pero la solución a la intolerancia y segregación se ve entorpecida por los grupos minoritarios que creen que el rasismo y segregación es la vía aún posible para el Estado Boliviano.
Los últimos meses, se vino una irracional arremetida de tipo ideológico expresado por algunos medios de información y sectores que se sienten agredidos por tener un presidente de procedencia indígena.
Se inicia una campaña de reforzamiento de la ideología neo–nazi y fascista, tanto en la concepción ideológica como en las acciones; esta política suberticia y a la luz del día está arrastrando a sectores sociales urbanos, a tomar actitudes agresivas e intolerantes.
La actual lectura de la realidad nos hace tomar con urgencia decisiones que coadyuven a cultivar nuestros valores de respeto al otro, equidad y tolerancia frente a la belicosidad que están pretendiendo conducir los grupos neo-nazis de Bolivia..
Este no es un análisis alarmista, simplemente es leer la realidad con rigurosidad para evitar la violencia y confrontación.
Frente a la irracionalidad de mostrar a los pueblos indígenas de nuestro país, como los ignorantes, bárbaros y vengativos es el momento de socializar los valores humanos de nuestras culturas indígenas, es el momento de nuestras culturas indígenas, es el momento de visualizar a nuestros pueblos indígenas en sus riquezas de visiones y de amor.
El colectivo EL ATOJ ANTOÑO realizamos este trabajo desde hace varios años atrás pretendiendo que muchas otras instancias de la sociedad se incorporen en esta labor. Venimos realizando nuestro trabajo de educación popular con jóvenes adultos y la niñez de los distintos sectores del país, invitamos a las instancias sociales a realizar conjuntamente esta labor, para el colectivo es de vital urgencia.
El ejercicio de la ciudadanía se centró en privilegios y exclusiones que hicieron a una población, mayoritariamente indígena, carente de posibilidades de ejercer sus derechos básicos de respeto a su diversidad o el pleno ejercicio de la ciudadanía. Los niveles de exclusión fueron año tras año, década tras década, convirtiéndose en SUTILES NORMAS de conducta que generaron aberrantes niveles de exclusión y segregación. Sucede que en Bolivia no existían leyes o normas jurídicas parecidas al APARTHEID de Sudáfrica, pero la segregación y el racismo tomo dimensiones muy amañadas en la comunidad. Es decir que los proceso de educación e información hicieron de nuestro país intolerante en sus actitudes y acciones, es así que el estado republicano conformado en 1825 colapso por falta de inclusión de un porcentaje mayoritario de indígenas y mestizos indígenas, que hasta años pasados eran obligados a negar sus identidades para adoptar una que no tenia significado.
Ya a parir de la marcha indígena de los pueblos de las tierras bajas, en los 90, propusieron la rediscusión del Estado para que este sea incluyente. Sucedieron reformas legales, que incluyeron en la constitución política del Estado, la declaratoria de “Estado pluricultural” pero eso no fue asumido por grupos minoritarios que con la actitud de “ser superior” manejan las distintas esferas del poder estatal. Ya para el 2000 los pueblos indígenas y mestizo indígenas exigieron al Estado participación e inclusión que derivó en sangrientos niveles de represión por los administradores del Estado, las reivindicaciones sociales y culturales lograron para el 2005 encumbrar en el poder a un dirigente indígena que toma un rumbo distinto a la historia repetitiva de nuestro país.
Pero la solución a la intolerancia y segregación se ve entorpecida por los grupos minoritarios que creen que el rasismo y segregación es la vía aún posible para el Estado Boliviano.
Los últimos meses, se vino una irracional arremetida de tipo ideológico expresado por algunos medios de información y sectores que se sienten agredidos por tener un presidente de procedencia indígena.
Se inicia una campaña de reforzamiento de la ideología neo–nazi y fascista, tanto en la concepción ideológica como en las acciones; esta política suberticia y a la luz del día está arrastrando a sectores sociales urbanos, a tomar actitudes agresivas e intolerantes.
La actual lectura de la realidad nos hace tomar con urgencia decisiones que coadyuven a cultivar nuestros valores de respeto al otro, equidad y tolerancia frente a la belicosidad que están pretendiendo conducir los grupos neo-nazis de Bolivia..
Este no es un análisis alarmista, simplemente es leer la realidad con rigurosidad para evitar la violencia y confrontación.
Frente a la irracionalidad de mostrar a los pueblos indígenas de nuestro país, como los ignorantes, bárbaros y vengativos es el momento de socializar los valores humanos de nuestras culturas indígenas, es el momento de nuestras culturas indígenas, es el momento de visualizar a nuestros pueblos indígenas en sus riquezas de visiones y de amor.
El colectivo EL ATOJ ANTOÑO realizamos este trabajo desde hace varios años atrás pretendiendo que muchas otras instancias de la sociedad se incorporen en esta labor. Venimos realizando nuestro trabajo de educación popular con jóvenes adultos y la niñez de los distintos sectores del país, invitamos a las instancias sociales a realizar conjuntamente esta labor, para el colectivo es de vital urgencia.
Fernando Mendez
EL ATOJ ANTOÑO
EL ATOJ ANTOÑO